martes, mayo 09, 2006
La claqueta en el Sahara!
Por segundo año la Asociación La Claqueta, en el marco del III Festival Internacional de Cine del Sahara, FISAHARA_06 http://www.festivalsahara.com/, se marchó a los campamentos de refugiados saharauis, con el objetivo de que los niños y niñas de los campamentos se sientan no sólo espectadores del festival sino que también puedan ser creadores de sus propias películas. En esta ocasión fuimos a “El Aaiun", y allí realizamos dos talleres dirigidos a niños y niñas de entre 7 y 12 años: un taller de ficción, que titulamos “Historias Mínimas” y un taller de animación “Historia de Arena y Piedras”.
Nada más llegar fuimos alojados en casa de Fatimetu, que junto a su familia se convirtieron en unos extraordinarios, maravillosos y generosos anfitriones. Y cargados de ilusión todas las mañanas salíamos rumbo a la escuela habilitada para ello a impartir nuestros talleres.
En el taller de Historias Mínimas, tras una introducción al lenguaje audiovisual, propusimos una serie de personajes a partir de los cuales tenían que inventar su propio guión: una mujer barbuda, un profesor mudo, un ratón, una china y una bailaora de flamenco fueron trasladados por arte de magia, y de Rodari, al desierto saharaui. El corto que filmaron y protagonizaron roza el surrealismo más sesentero, pero quedó digno de la mejor herencia del genial Ed Wod.
En el taller Historia de Arena y Piedra construyeron una serie de personajes con calcetines, corcho, lanas, plastilinas y otros materiales que se convirtieron en tres pequeñas historias, las cuales animaron tras dibujar los decorados.
Y el domingo llegó el día del estreno. Con el auditorio lleno se proyectaron sus trabajos y las risas invadieron la sala. Ver la frescura con la que habían escrito, protagonizados, animado y realizado sus historias hizo que una sonrisa enorme iluminara nuestros rostros, los de los educadores y el público. Y ellos, los auténticos protagonistas, miraban ilusionados sus trabajos, una mirada que nos costará mucho olvidar.
Agradecer uno por uno a toda la gente que hizo que este taller fuera posible, especialmente los miembros de la organización y los “talleristas”, haría que algún nombre, injustamente se nos olvidara. Pero sería injusto nos agradecer al pueblo saharaui el valor y el coraje que demuestran en su lucha, pues nos demuestran que otro mundo es posible. Y desearles que sus sueños de una solución a la injusta situación en la que viven se lleven a cabo. Y mientras la justicia llega durante unos pocos días intentamos que sus sueños de cine se hicieran realidad. Ojalá sus legitimas aspiraciones de volver a las tierras de las que nunca debieron de partir también se cumplan.
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